Hace unas semanas me invitaron (de forma amenazadora, como siempre) a participar en una comida para despedir al Territorial. Nunca me ha parecido una buena persona y menos un buen profesional; ni siquiera es un buen comercial y, mucho menos, gestor de equipos o líder.
Pero bueno, supongo que nadie somos perfectas, la primera yo misma. Como lo cortés no quita lo valiente, pensé que como persona, todos merecemos una despedida. Así que decidí participar en la comida y el regalo; a mi costa, por supuesto, que somos unos profesionales. Y después de participar, me entero que la misma iniciativa y por importes parecidos ha surgido en todas las Territoriales y Provincias donde se va “el líder”.
Es decir, que no es una veleidad personal del “si, bwana” de mi área, sino una instrucción de la Red o del Área de Personas, alguna de esas dos empresas distintas que comparten local.
¿Es una última forma de forzar a empleadas y empleadas a mostrar servilismo a estos Territoriales y Provinciales (simples trabajadores pero con látigo y bonus), que no han sabido ganarse el respeto ni de sus compañeras ni, muchas veces, de la clientela?
La admiración, la valía, se generan día a día, durante años, siendo sinceros, defendiendo y apoyando, escuchando y mostrando empatía por las personas que conforman los equipos a su cargo, en cambio qué “bonito” es vivir en un despacho, mirando hojas de cálculo; las mismas desde hace 20 años pero con más colorines y menos tamaño de letra, para que quepan más numeritos.
Qué fácil es estar en los mundos de yuppie, buscando cómo demostrar que la culpa de lo malo es de las oficinas y la responsabilidad de todo lo bueno es de los “líderes”.
Y encima nos “invitan” a pagarnos una comida para que el Territorial tenga a bien darnos la última chapa antes de irse. Joder, lo que hay que vivir.
No recuerdo en qué parte de la carrera estaba el tema “Cómo tragar hasta el último minuto”. Se nota A LA LEGUA cuándo la persona es respetada por su entorno y es acreedor de una despedida. Y NO es el caso de estos “trabajadores” que se van.
Por cierto, no sabemos muy bien por qué se van, algo más habrá por ahí… aunque, en realidad, quien haya tenido la idea ha clavado el sentir de la plantilla. Muchos de nosotros y nosotras queríamos despedir (sin las condiciones del ERE) a estos señores, PERO MUCHO TIEMPO ANTES. La empresa sabe muy bien que sobran motivos.
Propuesta: que sus fiestas se las paguen ellos, ni la Plantilla ni la Empresa que les ha mimado en exceso. Y, por favor, dejen de leer libros americanos sobre liderazgo, que no los comprenden.