Últimamente estamos recibiendo numerosas aportaciones en la Sección Sindical, con las que compañeros y compañeras encuentran una válvula de escape de la tensión que estamos viviendo, escribiendo unas líneas que comparten con nosotros.
No en todos los casos podemos publicarlo, por ser anónimos o porque las personas que lo remiten no nos autorizan a ello. En este caso sí. Nuestro afiliado hace una reflexión y una llamada a la cordura en los tiempos que vivimos. Lo hacemos público, para que el Comité de Continuidad no olvide, perdone ni encubra a esos irresponsables que restan. Si ellos no los hacen, seremos nosotros quienes los señalaremos con el dedo.
#todossumamos #estevirusloparamos
LA INSOPORTABLE IRRESPONSABILIDAD DE UN JEFE TÓXICO EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS
Vivimos un momento único, trágico, histórico, acabo de escuchar que estamos ya casi en los 12.000 fallecidos en el Estado Español por causa de esta maldita pandemia que está afectando a nivel mundial. Todas las previsiones se han quedado cortas, todas las precauciones fueron pocas, a todos nos ha cogido con el paso cambiado, a personas, gobiernos, empresas…. A todos y a todas nos va afectar de una u otra manera, en la salud, en lo económico, seguro que a muchos mucho y en negativo y a unos pocos mucho también pero en positivo.
Las entidades financieras somos un servicio esencial para atender a nuestros conciudadanos, a nuestros vecinos y vecinas, a nuestros clientes, para asesorarles y ayudarles en momentos críticos que ponen en solfa sus negocios y su estabilidad financiera. Tenemos que estar ahí para acompañarles, esto es evidente, y es positivo que la banca en general se vuelque en esta labor de compromiso con la sociedad para reconciliarse con ella y demostrar que el sistema financiero es imprescindible y es un servicio esencial para con la sociedad.
Todo esto es cierto, y también es cierto que estamos en una situación de emergencia sanitaria, con alto riesgo para la salud de las personas y que hay que compatibilizar nuestra función de servicio esencial con medidas para minimizar en lo posible los riesgos para la salud que pueden afectar a la plantilla de Ibercaja y a nuestros usuarios.
Es en tiempos de crisis cuando lo mejor de las organizaciones y de las personas debe salir a relucir, y también suele ser el momento en que las debilidades afloran de manera más evidente.
Decir que la entidad no estaba preparada para esta contingencia es de perogrullo, nadie lo estaba y decir que se podía y que se puede hacer más en esta situación también es algo que cae por su peso.
Los expertos nos bombardean con la siguiente frase: QUEDARSE EN CASA SALVA VIDAS, una frase lapidaria y que sólo con escucharla estremece. Es meridiano, hay que evitar al máximo el contacto social. Y ante esto tenemos que reflexionar y preguntarnos: ¿es necesario tener oficinas abiertas al público desde las 8.15 de la mañana hasta las 14 horas?, ¿es asunto esencial urgente sacar duplicados de recibos, extractos de movimientos, reintegros de 300 eur?, ¿ es necesario tener abiertas el 99% de las oficinas de Ibercaja?. Si no pones restricciones eres un local comercial más abierto al público, una excusa perfecta para que algunos o muchos puedan salir de sus casas, la mayoría personas de alto riesgo. Si el banco está abierto esto no es tan grave pensarán algunos.
Aprendamos de esta emergencia que la entidad tiene que proveer de más medios para el teletrabajo, para la atención personalizada a distancia; queda clarísimo que, con crisis del coronavirus o sin ella, ese es el camino.
Y como he escrito en párrafos anteriores en esta situación queda totalmente de manifiesto como los jefes o jefas tóxicos quedan más en evidencia todavía, ese o esa directora de zona que envía correos a las 10 de la noche o que llama a sus directores a cualquier hora de la noche o del fin de semana, o que alza la voz para no dejarte hablar, o que impone sus criterios por sus galones, o que menosprecia a sus “subordinados”, o que hace reuniones maratonianas sin descansos, o que quiere controlarlo todo, … en definitiva ese jefe o jefa tóxico o tóxica que más que apoyar hunde y más que sumar resta. Esa persona cuyo techo, sea de cristal o no, superó ya hace tiempo, es la que no es capaz de darse cuenta de la situación que vivimos, del drama que nos rodea. Su nula capacidad empática queda más de manifiesto que nunca y con su actitud, de una manera irresponsable e irreflexiva no es capaz de asimilar que por encima de los objetivos, de “sus” objetivos, está la salud y la vida de las personas.
Ya habrá tiempo, esperemos que lo más pronto posible, para centrarnos en los objetivos, para reconstruir y sumar entre todos y todas; pero para entonces estos personajes habrán perdido no sólo su autoridad en el sentido etimológico del término, si es que alguna vez la tuvieron, sino la autoridad moral para seguir ocupando el puesto que ocupan.
En estos momentos más que nunca, cuidaos y cuidad.
Un cordial saludo