Falta de personal. Falta de recursos. Urgencias desatendidas. Colas interminables… ¿Les suena? No, no es un hospital, son las oficinas de Ibercaja. Por fortuna, nuestra labor no es la de salvar vidas. Por desgracia, la salud de los empleados parece importar bien poco a la Dirección.
Cuando el año empezó con el invento de las llamadas agrupaciones, con sus cabeceras y sus satélites, ya se intuía que aquella idea nacía con unos cimientos demasiado endebles para sostener un proyecto tan ambicioso, tal y como reflejamos en una carta abierta y CCOO denunciamos. Hoy podemos corroborar que las previsiones más pesimistas se quedaban cortas, y eso que no contábamos con las consecuencias de esta fatal pandemia.
Hay compañeros que, estando de baja, reciben llamadas constantes, no para interesarse por su salud, sino para forzar su incorporación al trabajo. Hay compañeros que reciben sutiles amenazas al solicitar una reducción de jornada para poder conciliar su vida familiar y personal. Hay compañeros que, sobrecargados de trabajo, alargan gratuitamente sus jornadas laborales hasta que los ojos se les funden con la pantalla, en detrimento de su vida privada y de su salud…. Cuiden esa salud de sus empleados, no sólo la física sino también la mental, no vaya a ser que de tanto reducir la plantilla alguna mañana no haya ni siquiera quien abra la oficina.
Nos gustaría creer que en el área de Personas ignoran esta situación, incluso tal vez también en la Dirección de Red; quizás porque algunos directores de zona, en lugar de aceptar los problemas y buscar soluciones, siguen utilizando el método de encogerse de hombros, sacar el látigo y esconder la cabeza debajo del ala cuando la situación les supera. Si me permiten un consejo: deberían escuchar más y hablar menos, a pesar de que la sinceridad en las palabras en boca de los empleados no sea la respuesta que les gustaría oír.
Vivimos realidades paralelas entre quienes diseñan los proyectos comerciales y quienes, en último término, los desarrollan. ¿De qué sirven las buenas ideas si no las dotamos de los medios necesarios para llevarlas a cabo?
La realidad es que nos encontramos centros de trabajo con insuficiente personal, a quienes además se exige que apoyen a otras oficinas; responsables que tienen que renunciar a sus vacaciones para echar una mano a sus compañeros sobrecargados de trabajo; traslados temporales fuera de toda lógica, no compensados ni debidamente comunicados; bajas no cubiertas; oficinas grandes con una sola persona…
Controllers realizando funciones comerciales; GPBs ocupando puestos de caja; Impulsores de Seguros, a los que se les pide dedicación exclusiva a pesar de tener una cartera de clientes que gestionar, asesorando y montando expedientes de hipotecas, gestionando moratorias públicas y privadas,… y todo ello desde el puesto de caja porque hace días que no hay nadie más. ¡Cómo para hacer test de idoneidad y asesoramientos a los clientes carterizados y agendar las oportunidades comerciales de la Sistemática Comercial!
Hay que añadir la elaboración de reportings de todo tipo, la atención del teléfono (no solo de la propia oficina sino de la que ha cerrado temporalmente), las constantes averías del cajero, los frecuentes cuelgues informáticos… encajando, sin que duelan, las palabras del director de zona que te escribe un correo electrónico diciendo que “la gestión está siendo deficiente” y no refiriéndose a sí mismo, claro.
Aunque lo parezcamos, no somos superhéroes ni tenemos el don de la bilocación ni otro tipo de superpoder. Así que, mientras no puedan clonar a la plantilla o contratar a algún chamán todopoderoso, si la cuenta de resultados “aprieta” y algunos traseros empiezan a sentir frío en su sillón, las soluciones deberían ser otras.
Doten de recursos a sus oficinas, facilíteles herramientas que ayuden en su trabajo, fortalezcan las plantillas… Lo que necesitan sus empleados no es motivación, porque motivados ya están. Necesitan una dirección tan comprometida con Ibercaja como lo están ellos mismos, también menos jefes y más líderes inspiradores. Cuídenlos, estamos sufriendo una pandemia mundial y ellos están en primera línea; algunos han estado o están enfermos, otros incluso han perdido a familiares y/o amigos. Nunca se ha trabajado en una situación tan adversa, con tanta carga de trabajo y tan poco medios.