A continuación, reproducimos el correo de un afiliado. Contiene palabras duras y acusaciones que, aunque no compartamos al 100%, entendemos y justificamos totalmente, porque son fiel reflejo del sentir de buena parte de la plantilla.
La situación es muy complicada e imprevisible, somos conscientes del esfuerzo de la mayoría de los y las trabajadoras de IberCaja, en casi todos los niveles, pero, tal y como exponemos a diario a la dirección de la empresa, las cosas se pueden (y deben hacer mejor).
Quienes toman las decisiones tienen que estar más cercanos a las personas, permitir una mayor participación activa de la representación sindical, sobre todo del Comité de Prevención y HACER CUMPLIR SUS DECISIONES, no permitir interpretaciones torticeras ni medidas no aprobadas en el Comité, de las que ni siquiera se ha informado a los sindicatos, tomando las medidas disciplinarias correspondientes para evitar la impunidad que sólo genera el reforzamiento de esas actitudes.
“Carta de un afiliado al Comité de Continuidad ‘de la Penosidad’
Es la tercera vez que comienzo estas líneas, cada vez y para ser sincero, más desanimado, quiero denotar mi sentimiento de tristeza y estupor al ver vuestra actitud ante esta pandemia que estamos sufriendo (conocida en España el pasado 31 de enero).
En cada oficina, en cada planta de central, en todos los grupos de Whatsapp, en cada llamada… los sentimientos son los mismos: TRISTEZA e INDIGNACIÓN ya que la percepción general es que, para los responsables, es más importante el cliente que el empleado.
La plantilla somos conscientes de que prestamos servicios esenciales (aunque no salgamos por la TV) y como tal nos estamos comportando.
Por ello tenemos plena autoridad moral para denunciar vuestra ausencia de LIDERAZGO y de ANTICIPACIÓN. Demostráis que, para la mayoría de vosotros somos un instrumento para rellenar y cumplimentar vuestras “exceles y numeritos”, para justificar vuestros tronos, pero ya estamos cansados de la actual situación que nos estáis haciendo soportar.
No vemos coherente que nos encontremos en las oficinas situaciones como recibir un puñado de guantes a granel, en un sobre de correspondencia interna transparente, roto por dos lados y sin ninguna medida de desinfección. Así no se genera confianza, ni se insufla aliento, ni se motiva a nadie. Esta foto está tomada por un compañero de una oficina unipersonal. Esas oficinas que han hecho que esta (…)
empresa sea la que hoy conocemos como Ibercaja, y de la que mucha gente estaba orgullosa de trabajar. Esas, que ahora son las grandes olvidadas ya que no se nos permite rotar para prevenir el contagio, como al resto de compañeros, pero se nos exige que nos multipliquemos para atender varios pueblos, hacer las PAC (habitualmente fuera del horario comercial), y para aportar a la cuenta de resultados de nuestra sucursal, con la que nos tenemos que coordinar para disfrutar de las vacaciones, pero para ésto, ahora, somos… ¿APESTADOS?
Ese COMITÉ de “RUINOSIDAD” está consiguiendo mandar al traste lo que en más de 140 años de historia se ha construido. Se reúnen en secreto, no dan la cara y hacen caso omiso de las infinitas medidas que desde antes del decreto de estado de alarma estamos aportando la plantilla a nuestros respectivos sindicatos.
Las personas necesitamos vernos amparadas por la dirección y desde luego no con unos guantes ¿contaminados? y 3 paquetes de pañuelos ¿para cuando nos entren ganas de llorar? ¡¡¡ASÍ NO!!!
Seguimos teniendo que reportar, seguimos con presión comercial, seguimos con cursos de formación… Luego los oiremos presumir de que si el LIDERAZGO INSPIRADOR o los sellos EFRS, EFQM o lo que tengan preparado para justificar los post-it en sus vinilos. Que pasen una mañana en una oficina y se den un baño de realidad.
Os digo una cosa? Ahora más que nunca hay que demostrarlo y desde luego el resultado está claro…plantilla 10, responsables 0. Siempre hemos demostrado que nos importan más que a nadie Ibercaja y los clientes, con hechos, consiguiendo las metas y los objetivos que la dirección nos marca, porque somos los primeros interesados y cobramos por ello, pero por encima de todo, porque creemos en los valores y la filosofía de que cuanto mejor vaya Ibercaja, mejor y más orgullosos estaremos nosotros. Y así seguiremos haciéndolo, cuando todo esto pase y podamos centrarnos en nuestro trabajo, sin riesgos para nuestra salud y la de nuestro entorno.
Necesitamos esa famosa cercanía de la que hacíamos gala y de la que estábamos orgullosos, queremos sentirnos protegidos, señores o señoras de “Penosidad”, si no sabéis o no queréis, por lo menos COPIAR las buenas prácticas de otras empresas que se preocupan por el bienestar de su plantilla.
Sabemos que es tarde, pero hoy más que nunca hay que velar por la seguridad y mantener la confianza de cada una de las personas que formamos esta gran entidad.”